Mediterranean Romance.
Mirella y Álex lo supieron desde siempre. Con el mar de fondo, la brisa templada y esa luz dorada tan propia del Mediterráneo, eligieron este rincón como el lugar perfecto para celebrar una historia que lleva años creciendo con ternura, con verdad.
Hay paisajes que no se olvidan, que llaman a volver una y otra vez. Tal vez sea la quietud de las olas, el rumor de los pinos al caer la tarde, o esa forma en la que el tiempo parece suspenderse por un instante. Pero lo que realmente hizo especial este día fue su historia: construida con paciencia, complicidad y un amor que no ha hecho más que fortalecerse con los años.
Una celebración profundamente auténtica. Cada gesto, cada mirada, cada pequeño detalle hablaba de ellos. De cómo se cuidan, de cómo se entienden sin palabras, de cómo —después de tanto tiempo— siguen eligiéndose cada día.
Ojalá al ver estas imágenes podáis sentir un poco de todo lo que vivimos: la emoción serena, la belleza sin artificios y esa sensación de estar frente a algo que trasciende. Porque cuando el amor es verdadero, se vuelve eterno.
























